

No sé si te pasa, pero a veces me miro al espejo sin decir nada... solo para entenderme un poco. Hay días en los que los ojos lo cuentan todo —aunque yo no diga una sola palabra—. Y es ahí donde empiezo a entender que no se trata solo de pestañas o delineados perfectos. Se trata de cómo te dibujas a ti misma cada mañana. De cómo cada gesto, cada trazo, construye tu historia.
Y aunque parezca solo un detalle más del maquillaje, los tipos de ceja tienen un poder que subestimamos. No son moda. Son marco. Son expresión. Son carácter. ¿Sabes? Hay miradas que no necesitan palabras... porque unas cejas bien diseñadas ya lo dijeron todo.
Hay algo que debemos decir con fuerza: no todas nacimos para las cejas rectas, ni todas nos vemos bien con cejas arqueadas de modelo.
Y no pasa nada. La belleza real empieza cuando dejamos de querer encajar en moldes que no son nuestros.
Existen diferentes tipos de ceja, y cada uno tiene su personalidad. Te cuento los más comunes, pero prométeme que no los vas a leer como una receta, ¿sí? Sino como una guía suave para entenderte mejor.
Lo más importante no es seguir una forma, sino respetar tu estructura natural. Forzar una ceja para “estar a la moda” puede apagar tu esencia. Y eso… no se recupera con ningún gel fijador.
Hay mujeres que piensan que el diseño de cejas es solo depilar lo que sobra. Y no. El diseño es un diálogo con tu rostro. Una forma de leer tus gestos, tus líneas, tus asimetrías… y hacer que todo encaje con quien eres hoy.
Cuando te haces un buen diseño (de esos que parecen pequeños rituales), algo cambia. Porque no se trata solo de pelo. Se trata de afinar tu expresión. De borrar durezas o resaltar seguridad. A veces una ceja más levantada, más despejada o más rellena… puede contar otra versión de ti.
Y no exagero cuando digo esto: una mujer que sale del estudio con sus cejas recién diseñadas camina distinto. Como si algo interno se reacomodara también.
Ahora sí: sombras, delineadores, máscara... el terreno donde muchas nos divertimos, pero también nos frustramos.
Porque no hay una única forma de maquillar los ojos. Lo que sí hay, es una forma de respetar lo que ya está hablando tu mirada.
Algunos consejos que a mí me cambiaron la forma de maquillarme:
Y sobre todo, no olvides esto: tu maquillaje no debe ocultarte. Debe revelarte. No te tapes. Acompáñate. Hay días para brillos, y hay días para dejar el párpado limpio y solo ponerte un poco de corrector. Todo vale, si al final sigues sintiéndote tú.
Hay algo que aprendí de las mujeres que admiro: su mirada siempre llega antes que sus palabras.
Y muchas veces, lo que me impacta de ellas no es la ropa, ni el pelo… es cómo expresan tanto con tan poco.
Por eso, cuando hablamos de tipos de ceja, no estamos hablando solo de estética. Estamos hablando de identidad. De cómo te armas a ti misma frente al espejo. De cómo decides qué mostrar, qué suavizar, qué remarcar.
Quizás nadie te pregunte nunca: “¿qué tipo de ceja tienes?”, pero todas sienten cuando hay armonía, cuando hay coherencia entre tus ojos, tus cejas y lo que estás diciendo con el cuerpo entero.
Porque sí, las cejas también hablan. Aunque tú estés en silencio.
Así empieza todo. No en una tienda, no en un tutorial, no en una tendencia de TikTok.
Empieza en ese momento íntimo en el que decides que tu rostro merece ser escuchado. Que tu mirada no va a copiar otra mirada.
Tipos de ceja... hay muchos. Técnicas, productos, pinceles, luces, reglas.
Pero solo hay una tú. Y ese es el diseño que no se puede copiar ni enseñar. Ese que se siente, y que se ve cuando te miras de frente… y te reconoces.
Relacionado